Noia Portus Apostoli iguala sobre la bocina un vibrante partido ante Jaén Paraíso Interior (2-2)
ritmo y la intensidad se le presuponían al partido, y así se dio. Ese contexto le sentó mejor a los noieses, que, junto a una afición que se dejaba la garganta en la grada, contó con llamativas ocasiones de Douglas, Thierry y Macedo para abrir la lata. También se dejaba ver por el área rival el Jaén Paraíso Interior FS, peligroso incluso cuando está incómodo.
Mati Rosa probó el palo minutos antes de que su compañero Rikelme aprovechara un error noiés en la salida de presión. El 0-1 fue un jarro de agua fría para el Portus Apostoli, que contento estuvo con sostener el resultado hasta el descanso.
Los jienenses aumentaron diferencias al 4’ del reinicio en una acción revisada por los colegiados. En el Soporte de Vídeo apreciaron un leve toque de Mareco con la cabeza en el saque de banda lanzado directamente hacia el área, concediendo el 0-2 que ponía muy cuesta arriba la empresa a los blancos.
La reacción llegó en el último cuarto de partido. Los de Dani Rodríguez buscaban ya más protegerse, con la ventaja y las cuatro faltas en su electrónico. Les forzaba también el empuje de Macedo o las incorporaciones de Peixe. Pero sería otro desequilibrante por naturaleza como Altamirano el que encendería definitivamente la esperanza. El argentino, capitán por la baja de David Pazos, se hizo el hueco hacia el centro y superó con un potente disparo a Espíndola en el 33’.
El guardameta visitante se convirtió en protagonista del tramo final, desbaratando las intentonas de un Portus Apostoli desatado, que introduciría a Thierry como portero-jugador. Buscando una de esas jugadas, João Salla empujaba a Ismael sin balón y los árbitros señalaban la sexta falta del Jaén.
El receptor de la infracción cogió el cuero y, sin ningún atisbo de duda, lo alojó desde la señal de diez metros en la escuadra izquierda del marco amarillo. Si en la jornada 1 madrugó para anotar a los 7 segundos, en la 2 se hizo de rogar a falta de 56 para el final. Justo a tiempo para rascar un importante punto y estrenar el casillero.