VÍDEO | Moli: “El Fútbol Sala me ha dado mucho, pero estoy siempre en deuda con el deporte”
Publicada el 30-05-2021 a las 09:30:00
El sello impregnado por Moli en el plantel verde perdurará siempre y ahora le tocará mantenerlo, cuidarlo y tratar de impulsarlo a su sucesor. El maestro va a ser relevado por su alumno, José Antonio Borrego Gutiérrez “Tete”. Este domingo 30 de mayo, a las 18.00 horas, en el Pabellón Fernando Argüelles finaliza el campeonato regular en la máxima categoría en un día especial por la despedida de este profesional único. Un palmarés excepcional a nivel de competiciones universitarias y lo más destacable son los tres ascensos a 1ª División (2014/2015, 2017/2018 y 2019/2020), un vez Campeón de Liga en Segunda y una reciente Copa de Andalucía conseguida en Roquetas de Mar. A nivel personal, ha recibido en tres ocasiones el reconocimiento como el mejor preparador de la categoría de plata coincidiendo con la subida a la élite.
Este domingo va a ser tu último partido como entrenador antes de ocupar el cargo de director deportivo de cara a la próxima temporada.
Ya me toca cambiar y Tete será el entrenador. Me han ofrecido el puesto de director deportivo que creo que no me va a costar mucho trabajo, porque es lo que vengo haciendo tantos años. El hecho de controlar el tema del equipo y ser un intermediario entre el presidente, directiva, cuerpo técnico y jugadores. A ver cómo se me da. En principio me sentiré un poco extraño de no poder estar en la primera línea de los partidos, pero disfrutaré.
¿Cómo vas a vivir este último encuentro?
Me lo tomaré como un partido para competirlo. Eso es lo que le transmitiré a los chicos. Una vez que termine será mi último choque con el BeSoccer CD UMA Antequera como entrenador después de tantos años. Tendrá que pasar tiempo para poder asimilarlo y, cuando tenga el cargo de director deportivo, también disfrutarlo y será una función bonita y cambiaré mucho de impresiones tanto con el entrenador como con los jugadores.
Tete va a tomar tu relevo en el banquillo. Tu alumno más aventajado que también lo tuviste como jugador y, en el momento de su retirada, lo incorporaste a tu cuerpo técnico.
Una vez que se va uno del banquillo, se pregunta qué toca ahora. El hecho de que sea Tete el entrenador me tranquiliza porque está muy preparado, tiene todos los conceptos, sabe tratar a los jugadores, ha sido un gran profesional con mucha inteligencia y esa misma capacidad la tiene como técnico. Por esa parte estoy tranquilo. Espero que con mi apoyo, que lo tendrá siempre, coseche los triunfos que se merece.
Es muy difícil quedarse con algunos momentos de una carrera tan dilatada, pero imagino que el más especial, quizás, haya sido el llegar tres veces a la élite nacional, ¿no?
Al principio, eso es el sueño de un entrenador. Entré en un equipo universitario que solo jugaba campeonatos y luego pude federarlo en provincial, conseguir un Tercera División y, al poco tiempo, estar en una División de Plata. Jugar en la mejor Liga del mundo, ver pasar por tu lado a grandes jugadores y saludarlos y a los entrenadores; es el sueño de cualquier técnico y el mío era ese. Lo hemos conseguido para Málaga, Antequera y toda la provincia. El primer año que ascendimos, logramos que el Fútbol Sala tuviera un impacto en positivo. Hubo más comunicación con los jugadores, más repercusión, ya que antes éramos solo un equipo más. Con nuestro ascenso, había ya una cultura importante de este deporte, pero los clubes empezaron a crecer más y fue una revolución a nivel provincial solo por contar con un conjunto en Primera División.
Una vida dedicada por y para este deporte. ¿Qué te ha aportado el Fútbol Sala?
Cuando uno tiene pasión por algo, si no lo entregas todo, no eres honrado contigo mismo y, para mí, el Fútbol Sala es mi razón de vida en cuanto al trabajo. Un deporte que lo practiqué también y me impactó al ver a los jugadores en espacios tan pequeños. Es bonito, atractivo, espectacular y puedes ver, en un minuto, cosas que, por ejemplo, en fútbol, no lo ves en un partido. En cambio, aquí puedes disfrutar de una genialidad, un gesto técnico y un gran gol de cualquier jugador. Esto atrae y engancha. El Fútbol Sala me ha dado mucho, pero estoy en deuda siempre con el deporte.
En este club hay una filosofía muy marcada y los jugadores vienen sabiendo que van a competir en la élite y tienen la posibilidad de realizar una formación universitaria.
Esto es lo que me impuso el presidente que me trajo aquí, Pedro Montiel. Lo primero que me dijo es que para ganar no vale todo y hay que jugar limpio. También venía de jugar al fútbol y Fútbol Sala y en mi vida deportiva no sé lo que es una tarjeta amarilla. Para mí ha prevalecido siempre el fair-play. Eso es lo que le transmitimos a los chicos. A veces, los impulsos y las pulsaciones son difíciles de controlar, pero por encima de todo, lo han respetado y hemos sido un equipo ejemplar. Hemos ganado trofeos a la deportividad y esa es la filosofía que siempre hemos implantado. Después, los jugadores no vienen por dinero, lo hacen por la formación académica y para nosotros el éxito más grande, aparte de competir y ganar, es que saquen su carrera o si tienen que hacer un máster, se los hemos ofrecido. Hay mucha gente que está ya en sus trabajos, algunos muy bien acomodados, y eso es una felicidad.
¿Qué valoración das cuando recibes mensajes de apoyo y cariño de compañeros de profesión alabando la filosofía del club y se ha visto que es válida para lograr éxitos?
Diría que esta filosofía tendría que implantarse en muchos sitios. Este deporte del Fútbol Sala no te da para vivir lo que te queda, una vez termines tu carrera deportiva. En este club tampoco, te da para que estudies. Esta filosofía se debería extender porque hay muchos jugadores que han empezado sus estudios universitarios con 18 años y la han dejado por jugar y no han tenido medios para continuarlos. Ya cuando cumplen una edad mayor, cuesta más trabajo volver a retomarlos. Tendría que ser algo sobre lo que todos tuvieran conciencia. La formación debe estar por encima de todo.
Cuentas con infinidad de recuerdos gracias a todo lo obtenido. ¿Te has quedado con algo pendiente en tu etapa de entrenador?
Muchos recuerdos, pero se me queda lo de retirarme y el no estar el equipo en Primera División. Me hubiera retirado un año antes dejándolo arriba, pero eso era de ser un poco egoísta. Tenía que cumplir los deberes y estar al pie del cañón. Es lo único que se me queda pendiente, sin embargo, ahora estaré de director deportivo ayudando al cuerpo técnico y a Tete en lo que haga falta y, con la experiencia que tenemos, habrá una próxima vez y no creo que tarde mucho”.
Es muy difícil mantenerse en Primera y también lo es ascender. ¿Va a seguir peleando este equipo por un cuarto ascenso?
Es verdad que es muy difícil mantener la categoría, pero lo que habría que mirar es lo complicado que es ascender. Hay muchos presupuestos que quieren lograrlo y nosotros tenemos un plantel de chicos que compiten muy bien, van todos a una y ese es el secreto del porqué hemos subido tres veces, aunque se haya bajado. Cuando entras en Primera División compites con mucha ilusión y, a veces, no es suficiente. No puedo vivir sin el cariño y sin un abrazo de Miguel, Óscar y del resto. Para mí lo importante es esa alegría, felicidad y el mirarle a los ojos para saber cuándo tienen un problema e intentar resolverlo.
Una temporada marcada por el Covid-19. Un mensaje para todos los seguidores de cara a que puedan volver a disfrutar del Fútbol Sala a medida que vaya mejorando la situación.
Todo pasa y todo llega a su fin. Volveremos a sonreír, a vernos las caras sin mascarillas, a tener reuniones familiares y el resto de cosas que regresarán a su sitio. Ha perjudicado mucho esta situación al deporte, porque ha prohibido a los espectadores de disfrutar del espectáculo y, en el caso nuestro, es muy importante el apoyo de la afición y no hemos podido estar mucho con ellos este curso en Primera División. No hay que echarle la culpa al virus por el descenso. Ha sido algo anormal lo que ha pasado. Hemos tenido dos parones en casa confinados y, a parir del primero, pegamos una bajada tremenda después de acabar una primera vuelta en un sitio privilegiado.