Carmen Gracia, junto a los jugadores del Córdoba Patrimonio de la Humanidad.
Carmen Gracia, junto a los jugadores del Córdoba Patrimonio de la Humanidad.
La pandemia del COVID-19 está golpeando con fuerza a la sociedad española y especialmente a la tercera edad. Pero el colectivo más expuesto son los sanitarios, con unas cifras de más de 24.000 profesionales infectados hasta el momento. Es el caso de la doctora del Córdoba Patrimonio de la Humanidad, Carmen Gracia, aunque afortunadamente, ya se encuentra en fase de recuperación.
A sus 58 años compagina su labor en el Córdoba Patrimonio de la Humanidad, donde recaló hace dos temporadas “cuando el club ascendió a Segunda División”, con su labor como médico del trabajo en el servicio de prevención de riesgos laborales, y como médico de urgencias en los hospitales de Écija y de Córdoba. Llegó al club cordobés de la mano de Jose García, presidente y alma mater del club, porque “su hijo jugaba al baloncesto con el mío y, además, yo era la médico del equipo de Liga EBA y coincidíamos con el equipo de Fútbol Sala en el pabellón porque entrenaban después de nosotros y nos fuimos conociendo. Cuando me propuso colaborar con el club, no lo pensé”.

Una bronconeumonía ha apartado a Carmen de su actividad diaria como sanitaria y después de 10 días en los que ha estado “muy preocupada” por su salud y por la de los que le rodean, ahora ve el final del túnel y confía en que “la semana que viene pueda reincorporarme a mi trabajo. Cuesta mucho dejarlo cuando te diagnostican y tienes que irte, pero tenía que estar en aislamiento. Ahora tendré que repetirme las pruebas y adaptarán mi puesto de trabajo para no estar en contacto con pacientes con COVID-19, pero estoy deseando volver para echar una mano a mis compañeros”.

Licenciada en la especialidad de medicina de trabajo por la Universidad de Córdoba está “siempre en permanente contacto con los jugadores y a su disposición para lo que necesiten. Ejerzo como su médico de cabecera para resolver cualquier duda o dolencia que tengan, porque lo más importante es que no salgan de casa. Están llevando bien este confinamiento, muchos son costaleros y por su devoción religiosa están acostumbrados a los sacrificios y, por supuesto, son muy respetuosos con lo que marca el preparador físico”.



Carmen está completamente integrada en el club hasta tal punto que la afinidad que mantiene con los jugadores se traduce en el apodo cariño con el que le conocen: ‘Mamidoc’. “Siempre estoy con el equipo en los partidos de casa y en los entrenamientos, pero cada vez que puedo y no tengo guardia viajo también con ellos a los encuentros de fuera”.

Respecto a la vuelta a la competición, la doctora Gracia comenta: “Desde mi experiencia habría que realizar un pretemporada de 2 ó 3 semanas mínimo y reorganizar al equipo en dos grupos para que estén separados, incluso en el vestuario, e ir viendo cómo evoluciona. Dudo mucho que antes del 15 de mayo pueda hacerse algo y es imprescindible que a todos los jugadores les hagan test para asegurarnos que dan negativo, y entonces sería conveniente concentrarlos en un mismo sitio sin desplazarse”.



Y añade: “Si pensamos en la salud de los deportistas y esperamos realmente el tiempo prudencial, nos vamos a septiembre u octubre porque cuando vayamos sabiendo los datos más exactos, veremos que igual hay más positivos. No se puede trabajar con síntomas leves porque se expone al deportista y a su familia. Además, deberíamos tener 100 mascarillas por persona y por mes para afrontar la vuelta”.
Trabaja en urgencias desde 1986 y nunca ha vivido una situación similar: “Tuvimos la alerta del Ébola y la gripe Aviar hace unos años y aprendimos protocolos, pero fueron pequeños conatos. Ahora te encuentras con una de las experiencias más duras que está dejando esta pandemia que es cuando estás en puerta del hospital y llegan personas con síntomas de COVID-19 y les dices que les vas a hacer la prueba. La gente palidece e intentas ayudarle durante la espera. Es una situación horrible”.