Ayudó a romper con el mandato de equipos como el Interviú o el Caja Castilla La Mancha para dar en la campaña 93/94 el título de Liga al único equipo canario que ha conseguido levantar el trofeo: el Maspalomas Sol Europa, el equipo ‘de sus amores’, aunque vistió otras camisetas. Martín fue sinónimo de éxito.
Una infancia en el fútbol
Aunque nació en Fuerteventura, Martín se trasladó con su familia –era el pequeño de cinco hermanos- a Las Palmas de Gran Canaria donde tuvo su primer contacto con el fútbol. Como cualquier otro niño, Martín disfrutaba jugando con la pelota en varios equipos: El Santa Domingo en edad alevín; el ‘La Alemana’ en edad infantil y de juvenil, recaló en el Intercanarias y el Polonia. Estando en sus filas, cambió su vida y el Fútbol Sala comenzó a conocer a un nuevo ídolo. Corría el verano de 1985.
Martín comienza en el Fútbol Sala
En aquel verano, Martín se apuntó con el equipo de su barrio, el Divina Pastora, al torneo Ciudad de Las Palmas de Fútbol Sala, que cambió su carrera profesional. El entrenador del Sumarsa Miguel Barbani, quedó asombrado por la técnica y visión goleadora de ese jugador joven y espigado y le citó para hacer las pruebas con el primer equipo. “Recuerdo que fui a un colegio de La Isleta donde jugaríamos un amistoso. Tras varios partidos, el entrenador me dijo que iba a fichar pero para jugar en el División de Honor entrenado por Trona”, explicó Martín. El técnico del primer equipo y el jugador también. Al inicio de la temporada se produjo su debut en la máxima categoría, aunque el jugador, joven, no disputó de muchos minutos.
El segundo año en el Sumarsa, explosionó y se convirtió en el referente ofensivo del equipo: “Para este jugador, estar en el Sumarsa lo era todo... Un auténtico orgullo vestir esa camiseta con gente como Cebral, Carrasco, Ramírez, Molina, Víctor…”. Con esa camiseta, antes de la creación de la LNFS, ganó un campeonato de Liga y se posicionó como uno de los mejores jugadores del Fútbol Sala mundial.
La consecuencia, la llamada de uno de los equipos más potentes de la Liga Nacional de Fútbol Sala, el Interviú Boomerang, donde jugó la temporada 92/93. “Para un futbolista era lo máximo jugar en un equipo como ese, aunque deportivamente no fue lo que esperaba”, dijo el jugador, que al año siguiente se enfundó la camiseta del Maspalomas Sol Europa para jugar, quizá, el mejor año de su carrera. Una temporada que le llevó a tocar el cielo.
Comienzan sus años dorados
Martín, que logró enfundarse la camiseta de la selección, consiguió en la temporada 93/94 proclamarse campeón de Liga ante el Caja Castilla La Mancha en una igualadísima eliminatoria que acabó en empate en los dos primeros partidos. El capitán del equipo canario, Carlos Marrero, levantó el trofeo pero Martín fue también el protagonista de ese equipo al establecer un récord que sigue imbatido hasta hoy, el de mayor número de goles en una temporada, 77. Solo Elías (71) y Paulo Roberto (72) pudieron alcanzar esa decena años después.
En la campaña 94/95 Martín jugó en el Pinturas Lepanto Zaragoza, equipo donde su compañero de equipo Santi Herrero fue nombrado MVP de la temporada. Con el equipo maño, Martín volvió a levantar el título de Liga ante el Interviú Boomerang en un Príncipe Felipe con 12.000 personas. Al año siguiente, se proclamó subcampeón de Europa, donde recogió el premio al mejor jugador del torneo. En calidad de uno de los mejores jugadores de Fútbol Sala regresó de nuevo al Maspalomas, donde se proclamó campeón de Copa en 1997 en Murcia ante el Interviú.
Después de pasar algunos años en la Segunda División y seguir jugando en equipos de categorías inferiores, Martín colgó las botas para coger las riendas del Unión Viera femenino de fútbol.