Paulo Roberto, leyenda viva del Fútbol Sala mundial
Paulo Roberto, leyenda viva del Fútbol Sala mundial
4/04/2013.- Las cosas simplemente ocurren, pero no ocurren por casualidad. Y menos en el caso de Paulo Roberto, quizá, el jugador más grande de la Historia del Fútbol Sala. Es imposible saber si este deporte ha dado más a Paulo o ha ocurrido al revés, pero lo que empezó como un encuentro fortuito, acabó por ser el comienzo de algo enorme, de una historia de sueños cumplidos, y de goles, muchos goles.
Podría decirse que Paulo Roberto nació para jugar al Fútbol Sala. No por sus 17 años de trucos sobre el parquet, tampoco por ser el impulsor de este deporte en la España de los 90 y 2000, sino porque su carrera como jugador tiene tintes de magia, de destino. El azar se cruzó dos veces en su camino para llevarle a su terreno natural, a su casa. Es de 40x20 y de suelo azul. Y siempre fue el que hacía de cada partido, la fiesta más apasionante.

El pequeño Paulo Roberto siempre iba a todos lados con una pelota. Nunca se separaba de ella, porque nunca aparcaba el sueño de convertirse en el goleador de su equipo, el Vasco de Gama, y seguir los pasos de su ídolo, Roberto Dinamita, delantero que llegó a jugar en la Liga española, en el FC Barcelona.

Tanto, que después de pasar las tardes jugando entre las calles del barrio de Meier, en Río, Paulo y su hermano Luis Carlos, hacían del pasillo de su casa el escenario perfecto para seguir practicando, con una pelota hecha de papel de periódico dentro de un calcetín. Poco les importaban las broncas de su madre, Wilma. Los dos hermanos hacían de las baldosas el césped y de los marcos de las puertas, las porterías.

Paulo Roberto siguió jugando, imaginando, como el mismo ha asegurado en más de una ocasión, con marcar el gol de la victoria en la final de un Mundial y ser campeón, hasta que el azar, o mejor, el Fútbol Sala, se cruzó en su camino por primera vez. Agosto de 1979. Con doce años, Paulo acompañó un día a su hermano al encuentro entre su colegio y el Marabú, que acabaría siendo una sorpresa para todos los presentes. Los rivales pronto advirtieron que algunos de los jugadores del colegio ‘Isabel Méndez’ eran mayores y su corpulencia y fuerza, superior, así se negaron a jugar. 


Reinando la confusión en la pista y en los profesores, familiares y amigos que se habían acercado para ver el partido, pronto apareció una solución. Paulo Roberto era dos años menor que los citados, y podía compensar la diferencia de edad. Después del partido, el entrenador, sorprendido por lo que había visto en la cancha, se dirigió a hablar con la madre de Paulo Roberto para que le dejara jugar en el equipo. Al día siguiente, ya tenía la ficha federativa. El Fútbol Sala había conocido por primera vez a un jugador mágico. El jugador se había encontrado con su pasión verdadera.

Los primeros pasos de Paulo

Paulo fue subiendo de categoría pasando por alevín, infantil y cadete, pero nunca se tomó los entrenamientos en serio. Solo jugaba en el segundo año de cada categoría. Y extrañamente, no desentonaba entre el juego de los demás, aunque acabó por quedarse sin equipo.


En ese mismo momento, el destino, de nuevo, pareció intervenir para reforzar la pareja Paulo-Fútbol Sala. Una mañana de invierno de 1985, un amigo del jugador se lo encontró paseando por el barrio y le propuso hacer las pruebas en su equipo, que estaba buscando gente. El Club se llamaba Grajaú y no dudó en ficharle. En su segundo año de juvenil, Paulo ganó la Liga, fue el máximo goleador y fue convocado con la selección de Rio de Janeiro para disputar el campeonato nacional de selecciones.

Paulo compaginaba su presencia cada fin de semana con la torcida del Vasco ‘Forza Joven’ con su paso por el Flamengo, Enxute, Tigre Joinville –donde coincidió con Chico Lins, Celso y Marcos Sorato- Bangú y Embraco, donde estuvo a las órdenes de unos de los técnicos más influyentes en la carrera del jugador, Ricardo Lucena. La vida del jugador viraba entre su pasión por el Vasco de Gama y el Fútbol Sala hasta que en el 1988, un partidillo entre amigos se convirtió en el comienzo de su viaje a la Liga española.

De Brasil a España

"Paulo, vamos a jugar una pachanga ¿Te vienes?" Con esa frase empezó la carrera de Paulo en España. Su grupo de amigos había organizado un partidillo para hacer un poco de deporte y divertirse como solían hacer todos los jóvenes de Brasil y cada vez más de España en aquellos años, los finales de la década de los 80. En ese grupo se encontraba Robson, un jugador pretendido por Marsanz. El propio jugador y el equipo ya habían hablado, pero Robson no veía claro marcharse del país, así que volviendo a casa en el autobús, a Robson se le ocurrió una idea, una simple ocurrencia, pero que acabó por cambiar la Historia del Fútbol Sala mundial. “Podrías ir tú por mí”, le dijo.

Paulo, que había acompañado a Robson a su casa tuvo poco tiempo para decidir. En cuanto los jugadores entraron al salón, sonó el teléfono. Era una llamada de Torrejón y pretendía cerrar la incorporación del jugador. Robson se negó pero acabó su conversación diciendo: “Pero aquí a mi lado tengo a un jugador buenísimo, es lo que necesitáis”. Paulo cogió el teléfono y sin ningún tipo de pudor se lanzó.

- “Soy un monstruo, regateo a todos los contrarios, nadie me quita la pelota y en todos los equipos que juego soy el máximo goleador”

Cuando colgó el teléfono, Paulo Roberto tenía el mismo contrato que el de Robson y un viaje a España por realizar. Lo tenía todo planeado. Ganaría el dinero suficiente para comprarse un coche y regresar a Brasil, algo que afortunadamente para los aficionados españoles no hizo nunca.


Paulo Roberto deslumbra en el Fútbol Sala español

Paulo llegó a España de la mano de Julián Herrero y Mariano Sanz, presidente de Marsanz, con un contrato de seis meses. Había llegado al país de su abuelo, que su padre no conoció, y que como él dice, se convirtió en su país. Jugó su primer partido con su nuevo equipo empezado el 1989. Ese iba a ser el año de la unificación, y el Marsanz se confirmó como uno de los grandes, ganado la Copa al Interviú, torneo en el que fue nombrado mejor jugador. Dos temporadas más tarde, se marchó al Redislogar y en 1994, ya con la nacionalidad española, al Club de sus amores ‘ElPozo Murcia’, donde consiguió la mayoría de sus títulos y donde revolucionó el Fútbol Sala.

Hubo un tiempo en que todos los niños jugaban a ser Paulo Roberto en los recreos. “Mira, como Paulo”, era la coletilla usaba por aquellos estudiantes de EGB, que comenzaron a disfrutar del Fútbol Sala en las retransmisiones deportivas, tanto en la televisión española como, más adelante, en las recién estrenadas cadenas privadas. Si el Fútbol Sala es espectáculo, Paulo era Fútbol Sala puro. “Es el fenómeno del marketing que ha tenido el Fútbol Sala", aseguró en su día Javier Lozano, actual presidente de la LNFS, y su entrenador en la selección española.

Paulo lo hacía todo distinto, menos unas cosa. El regatear. El hispano-brasileño tuvo que escuchar muchas veces la misma frase: “Solo sabe salir del regate por la izquierda”. “Y era verdad”, llegó a decir el propio pívot. “Nunca he tenido muchos regates, pero los hacía mejor que nadie. Por eso me escabullía siempre".

'Paulo Maravilla'

“Antes de empezar un partido trato de visualizarlo, de analizar las jugadas de estrategia y el uno contra uno". Esa concentración fue una de las claves del éxito de Paulo Roberto, cinco veces máximo goleador de la LNFS, el único jugador que ha logrado tal gesta. Además, él fue quien capitaneó a ElPozo desde la década de los 90 haciendo al Club murciano un grande del Futsal mundial. Pasó 17 temporadas en Primera División, en las que marcó más de 600 goles y ganó una Liga, cuatro Copas de España (dos en Torrejón), una Supercopa de España y una Recopa de Europa. Con la selección española jugó 63 partidos, consiguiendo dos Eurocopas y un Mundial, entre otros títulos.

Además Paulo, es el Rey de las estadísticas individuales. Después de Martín, él tiene el récord de goles en una temporada (72) en la 00/01 y máximo número de goles en un partido, marcó nueve goles al Sol Fuerza en 1997.Su juego superaba todo lo visto hasta la fecha y a todos los rivales, que admiraban y temían la figura de Paulo a partes iguales, tanto que era un oscuro objeto de deseo. Y esa misma atracción quiso llevarle al Atlético de Madrid y al Inter Movistar.


¿Paulo jugando en el Vicente Calderón? Fue una posibilidad real, pero Manolo García, presidente entonces de El Pozo, le convenció para no dejara el Fútbol Sala. "Me daba mucho miedo porque nunca se sabe cómo me habría desenvuelto en ese campo". También tuvo ofertas del Inter, su bestia negra, porque como él dice: “Podría haber ganado más títulos, pero me choqué contra el Interviú”. El equipo madrileño le quiso en dos ocasiones: “En Redislogar me daban la carta de libertad si no me iba al equipo vecino"; en la otra, acababa de firmar un contrato de renovación con El Pozo.

Despedida de las pistas y subida a los despachos

Con lágrimas en los ojos, el 7 de junio de 2005 Paulo Roberto anunció su retirada después de la final de los Play Off contra el Boomerang Interviú, un partido que acabó con la victoria interista. En aquel momento, el Fútbol Sala también lloró con el jugador por su marcha. No se fue del Palacio de los Deportes de Murcia, donde cambió el vestuario por el despacho. “Mis funciones serán continuar con la línea del club, creo que tenemos una manera en el trato y una estructura ejemplar y poco a poco voy a intentar llevar a la práctica todas aquellas ideas que he ido generando durante todos estos años de jugador e intentar aportar un poco más de calidad al club”, explicó en su primera semana como director deportivo del equipo.

Paulo salió de ElPozo en 2009 y desde entonces ha seguido ligado al Fútbol Sala poniendo en marcha su campus ‘Paulo Roberto’ y como comentarista de los encuentros de Fútbol Sala. Con la medalla a la Real Orden al Mérito Deportivo bajo el brazo, Paulo sigue en boca de todos, por su carisma, por su aportación al Fútbol Sala, y por su zurda. Esa pierna capaz de levantar a hinchas y rivales de sus asientos, capaz de unificar a todos los amantes de este deporte bajo un mismo pensamiento. Paulo es historia viva del Fútbol Sala. Y era, sigue siendo, uno de los mejores con un balón en los pies.