Javi Sánchez, jugador del Córdoba Patrimonio de la Humanidad, celebra un tanto.
Javi Sánchez, jugador del Córdoba Patrimonio de la Humanidad, celebra un tanto.
A Francisco Javier Sánchez Barrena, conocido deportivamente como Javi Sánchez, le diagnosticaron un cáncer cuando tenía 18 años. El ahora jugador del Córdoba Patrimonio de la Humanidad logró superarlo y en la actualidad milita en el equipo de la ciudad que le vio nacer. El ala cuenta a LNFS.es su experiencia en el Día Mundial contra el Cáncer, otorgando mucho valor al Fútbol Sala como motivación durante la enfermedad.
Así relata Javi Sánchez el inicio del diagnóstico: “Me salió un bulto en el cuello y al principio no le di importancia porque pensaba que era una patología que no tenía nada que ver con lo que al final fue. Después de que me hicieran una biopsia todo se convirtió en incertidumbre porque yo tenía 18 años y tanto el equipo médico como mi familia no me dijeron desde el primer momento la situación real, temiendo mi reacción”, 

“Después de que me realizaran más pruebas fui yo mismo el que pedí que me contasen lo que estaba pasando, porque quería saberlo. Al principio todo es caótico, porque surgen muchas preguntas y dudas, pero tanto el equipo médico como mi familia me apoyaron siempre en todo”, añade el jugador del Córdoba Patrimonio de la Humanidad.

Sobre el proceso de recuperación explica que: “Después del diagnóstico empezó el tratamiento y cada dos semanas acudía al hospital a darme las sesiones de quimioterapia. Al principio todo iba bastante bien, porque apenas tenía efectos secundarios, pero en el momento en el que se empezaron a acumular las sesiones de quimio lo pasé mal debido a los efectos de la quimioterapia, tales como fatiga, náuseas, caída de pelo. Después fui tachando los días y las sesiones, porque en total me dieron 12 sesiones, eran cada dos semanas, pero en función del estado de mis defensas a veces tenían que aplazarlas. Estuve prácticamente un año con la quimio”.

El ala cordobés confiesa que el volver a jugar Fútbol Sala fue una motivación en los días más difíciles: “Durante ese tiempo tuve que parar mi actividad deportiva, pero siempre seguí el Fútbol Sala. Me motivaba el hecho de decirme a mí mismo “cuando salga de esto quiero seguir jugando”. Cuando me encontraba bien o tenía días mejores, siempre intentaba echar una pachanga con los amigos o hacer algo de deporte porque eso para mí suponía una desconexión total de todo”.

El andaluz aconseja a aquellos que están pasando por lo mismo que él que: “Con mucha lucha y con mucho esfuerzo se sale. Que intente arroparse en la gente que le rodea y que sepan que, con las tecnologías y los avances médicos, además del apoyo de tantas organizaciones y la familia, se sale y luego se recuerda como una experiencia brutal que te marca la vida”.

“Los valores que me dio el Fútbol Sala me ayudaron durante el proceso de lucha, ya que no deja de ser una competición contra la enfermedad. En el momento en el que te recuperas valoras todo mucho más, valoras cada entrenamiento, cada partido, cada situación que vives…”, apunta.