Primera División
Movistar Inter se posiciona colíder con un triunfo de prestigio ante Viña Albali Valdepeñas (1-6)
Fue en la despedida de Antonio Lérida, leyenda del fútbol sala en Valdepeñas, que ejerció su último partido como delegado en una noche agridulce. Agria, por el sabor de la derrota, y dulce, por el calor y el recibimiento de una grada tan incondicional como exigente.
El caso es que el partido tuvo dos partidos en uno. El primer partido se jugó hasta el minuto 33 con un Viña Albali Valdepeñas combativo, eléctrico, presionando y mordiendo. Todo ello, arropado por una afición que sabe muy bien cuando tiene que reconocer el esfuerzo de los suyos.
El segundo partido fue del minuto 33 al minuto 40, es decir, siete minutos para olvidar y donde el Viña Albali encajó el tercero, el cuarto, el quinto y el sexto. Una recta final de partido para olvidar.
En el primer tiempo, a los dos minutos, Drahovsky avisó con el 0-1 que lo mejor estaba por venir para los suyos. Sin embargo, Solano, el más pillo de la clase, ponía la igualada tras un saque rápido en la estrategia. Mereció mucho más el equipo de David Ramos, pero Jesús Herrero también se encargó de parar una y otra vez las embestidas del equipo local. A cuatro minutos del descanso, Cecilio, un auténtico incordio para los rivales, ponía el 1-2 tras culminar una contra. Fue, quizá el punto de inflexión del encuentro ya que en la jugada de antes, Bynho era objeto de falta, la sexta de Movistar y los colegiados no pitaron nada. Una jugada que se pasó del posible 2-1 al 1-2.
Tras el descanso, se le pusieron mucho peor las cosas al Viña Albali Valdepeñas. Eloy Rojas caía lesionado (aunque luego volvió a salir a pista) y Nano también se tuvo que retirar para engordar una enfermería que cada día está más llena.
Drahovsky, a siete minutos del final, ponía el 1-3 para que los de David Ramos terminaran de tirar la toalla por completo. Cecilio, Bebe y Jesús Herrero, con el Viña Albali jugándosela de cinco para meterse en el partido, ponían el cuarto, quinto y sexto para levantar las dudas en una grada que no se mostró conforme con su equipo.