“Hace dos años me dieron la oportunidad de salir de mi casa e irme a jugar al Santiago Futsal. Tras dos duras pero bonitas temporadas puedo decir que aquí termina mi etapa en este club y que, gracias a su gente y a la que lo rodea, he crecido como jugador y como persona.
Mencionar especialmente a la afición, a los niños de la base y a la gente que hace que el Fútbol Sala se viva de esa manera tan especial como se vive en Santa Isabel, eso no tiene precio. Y sobre todo quiero dar las gracias a cada compañero, a cada miembro del cuerpo técnico y a cada persona que puso su granito de arena para ayudarme a mejorar cada día y a disfrutar de este deporte”.